Clase 14 Oct/19/23
Aunque nuestra sesión de clase del jueves se vio interrumpida por un emocionante partido de fútbol entre compañeros, considero que este tipo de actividades deportivas colectivas son sumamente enriquecedoras para nuestro desarrollo integral como estudiantes.
Más allá de mantenernos físicamente activos, los deportes fomentan múltiples beneficios cognitivos, psicológicos y sociales. Al pertenecer a un equipo, desarrollamos un sentido de identidad y propósito compartido. Aprendemos a confiar en que cada integrante cumplirá su rol para lograr el objetivo común. Esto requiere comunicación asertiva, respeto por las fortalezas y debilidades de cada quien, y la capacidad de motivarnos mutuamente.
Participar en estos deportes también promueve la concentración, la atención y la capacidad estratégica para tomar decisiones acertadas en medio de la adrenalina y el dinamismo del juego. Nos prepara para rendir bajo presión y responder ágilmente ante imprevistos. Estas cualidades seguramente se transfieren a nuestro desempeño académico, potenciando la productividad.
Asimismo, el compañerismo y la coordinación que se genera en los equipos deportivos fomentan nuestro sentido de pertenencia e identidad como grupo. Compartir los retos y las victorias en la cancha fortalece los vínculos entre nosotros y nos llena de motivación.
Por todo ello, aunque no pudimos avanzar tanto en el proyecto arquitectónico durante la clase del jueves, considero que fue una experiencia sumamente enriquecedora. Ver a mis compañeros dar lo mejor de sí mismos en el partido fue verdaderamente inspirador. Este tipo de actividades recreativas son un complemento ideal para nuestra intensa rutina de estudios y proyectos. Nos brindan un espacio invaluable para descargar estrés, relajarnos y compartir como grupo, lo cual potencia en gran medida nuestro bienestar y desempeño académico.
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